Nos damos un paseo hasta las piezas marines, bajando por el sendero que bordea el cañón podemos apreciar cómo el monte ha cambiado de colorido de una semana a otra, a pesar que prácticamente aún no ha llovido. Las hulagas ya están en flor asi como el tomillo y otros matorrales silvestres, el olor del monte en esta época del año es indescriptible y desde lo alto de la montaña ya escuchamos el sonido imponente del río Baos. Con mucho cuidado bajamos por el sendero que antiguamente bajaban las mozas del pueblo para lavar la ropa y vemos que han arreglado el puente de madera que cruza el río. Las vistas son increíbles!!!!!!!!