Hace 120 millones de años, las tierras del norte de Soria y el sur de La Rioja presentaban un aspecto muy distinto al que ofrecen en la actualidad. Esta zona árida y montañosa, surcada de barrancos, no estaba tierra adentro, sino que era la orilla de un mar que ya no existe. Y por las cenagosas marismas de sus costas pululaban los animales más grandes que han vivido en nuestro planeta: los dinosaurios.
Braquiosaurios, iguanodontes, tiranosaurios, estegosaurios y triceratops, entre otras muchas especies de reptiles gigantes, pisaron estas tierras y dejaron sobre el barro su rastro: un sinfín de huellas petrificadas de colosales bestias que nunca el hombre pudo ver con sus ojos, pero que la paleontología ha podido reconstruir para nuestro asombro, en el más extraordinario parque jurásico y cretácico que nadie haya podido imaginar.